Una fuga de gas, presuntamente originada en una toma clandestina de un ducto de Pemex, provocó la evacuación preventiva de más de tres mil personas en la comunidad de San Felipe Hidalgo y Tepuente, en el municipio de Nanacamilpa. El incidente, ocurrido en terrenos de la comunidad de Domingo Arenas, a tan solo dos kilómetros de la población más cercana, volvió a encender las alarmas sobre la vulnerabilidad de la infraestructura energética en el país.

De manera inmediata, cuerpos de seguridad y emergencia de los tres órdenes de gobierno acordonaron la zona, cerraron válvulas y trasladaron a los habitantes al auditorio municipal, en un operativo encabezado por la Coordinación Estatal de Protección Civil, con apoyo de la Guardia Nacional, Sedena, Marina y autoridades locales. Pemex desplegó personal técnico para controlar la fuga y reparar el ducto.

Aunque las autoridades señalaron que el resguardo de la zona se mantendrá por al menos cuatro horas hasta descartar riesgos, este episodio pone nuevamente sobre la mesa la falta de mantenimiento y mayores regulaciones en el manejo de hidrocarburos. Los constantes casos de fugas y tomas clandestinas reflejan no solo la operación de grupos dedicados al robo de combustible, sino también deficiencias en la supervisión y la modernización de ductos que transportan miles de litros de gas y gasolina en todo el país.

Expertos han advertido que, mientras no se refuercen los sistemas de monitoreo, la seguridad perimetral y los marcos regulatorios, la población seguirá expuesta a emergencias de alto riesgo. La evacuación de miles de personas en Nanacamilpa es una muestra más de que México necesita acciones contundentes para garantizar el mantenimiento integral de su red energética y prevenir tragedias mayores.